cl ~jer~ilo mcxicano, com oficial de ingcnieros cncargado de la arl1lleria, no me permitia Lener intervencion ale-uria en scmcianles • 0 J 01~e~ae1ones, e!1 razon a que tal inlcrvencion no correspondia a los of1ciales de m1 clase, yo solo tuvc eoncimienlo del succso, cuando ya se habia verifieado; pero eomo V. me pide mi juicio particular, este lo cmilire con la franqueza y sencillcx de un militar, que anque me hallaba en el tealro de los sucesos, no tuve ni direcla ni inclireetanmente parte en ellos, ni debia tener bajo ningun presteslo. Cuando nosolros manifcstamos al coronel Faning, que el gobierno de mezico no habia mallratado a ninguno por sus hechos politicos, que se hubiese entregado a su clemencia, crcimos sincerarnenle que el general Urrea en obsequio de la humanidad, se hubiera empenado con aquel, segun habia ofrecido, a fin de que despues de irnpuesto de los succesos y de las circunstancias de la rendicion, dispustera conforme a los sentimienlos de la humanidacl. No se si asi to verifico o no, el St. Urrea; pero en caso de hacerlo, siempre se pasarian cincunta clias a lo menos, para que viniera la respuests, lo que lal vez daria lugar a que sc variasen ,los sentimenlos. [Tambien creo que si el general Urrea, hubiera irnpueslo al general en gefc Santa Anna de lo que por nuestro eoncluclo en general en parlicular, sc habia prometido al coronel Faning, jamas el presidenle hubiera conseticlo que el comandante de la Bahia ejeculase la ley del congreso general de Mexico, contra los que vienen a hacer la guerra en territorio mexicano. Bien, que el Sr. general Urrea se ha portado humanamente on uno u otro prisionero, he obervalo en el tralo general de el y de sus ayudanles, que estaba lejos de cumplir con aquellos nobles senlimitentos, que debe el oficial de delicadeza obervar hicia su enemigo rendido.] Igualmente hago cargo a los comandanles de la Bahia, de haberse dejado .seducir por el populacho, para obrar inhumanament contra los desgraciados tcjanos que habian caido en su poder, y tal vez sus porles barbaros, funestos y violentos, habran conlribuido a la desgracia que sucedio a los prisioneros. En fin, creo que el suceso la mentable de Faning y companeros, dimana de que el Sr. Urrea no obro con Ia sinccridad debicla, en los partes que mandaba a sus superiores, y en la poca energia que ejercieron los comandanles acciclentales, pura oponerse a la voluntacl <lei inhumano populacho; pucs seguramcnte, si el supremo govierno [o cl presidente huhiera sabido, que las fuerzas de Faning sc hauian rendiclo a discrecion bajo una promesa particular, no hubiera jamas permitido otra cosa que el puntual cumplimicnlo de aquclla: pcro
511
Powered by FlippingBook