h~nor de mandar, y de la que hoy hay alguna fuerza en las Im gadas que V. E. tiene a su inmediacion, domina a una gran parte de) cjercito? Ya lo prevco, y este sentimiento no es el menos doloroso. V. E., segun las comunicaciones que ha dirigido clesde el arroyo de! Mugerero al Sr. general D. Francisco Vital Fernandez, comandante general de estos Departamcntos, reconoce en los sublcvados de Tejas a su gohierno como lcgilimo, y con menoscabo y deshonra de la nacion mexicana, ha entablaclo con aquel que llama gobierno, negociaciones que tienden nacla menos, segun he advertido por las comunicaciones de V. E., a conceder a los rebeldes de Tejas, lo que la nacion ha repugnado con justicia y hecho sacrificios para contrariarlo. Yo no veo a V. E. autorizado para ello, ni la nacion, ni el supremo gobireno, ni el ejercito pueclen consentir que se !es atropelle y deshonre de tal manera. Por mi parte, me es preciso manifestar a V. E. esplicitamente, que tal conclucta jamas tendra mi aprohacion, asi como no la tuvo, y V. E. lo sabe muy bien, la retirada que se hizo emprencler el ejercito desde el Rio Brazos; y si me fue preciso seguir aquel movimiento clespues de haberre dejado con solo 400 hombres en Brazoria, por la orden que V. E. dio a la parte de mi division que habia dejado en Columbia, para que sin esperar las mias se le incorporase dejando en descubierta mi retaguardia, fue tan solamente compelido por la obediencia militar que sujeta mis disposiciones a las superiores de V. E. Podra decirse que estos acontecimientos son dictados por el Escmo. Sr. presidente? Pero si bien las ordcnes de S.E., son en toclos Liempos respetables, deberan acaso ser acatadas con la misma ceguedad-hoy que, desgraciadamente y con oprobio nuestro, se halla prisionero con los enemigos? Quien pueclc asegurar, por otra parte, que al comunicarlas S. E., no contara con nucstra cliscrccion en no cumplirlas? Yo me inclino a pensarlo asi, porque el general Santa Anna ha mirado siempre por el honor del ejercito mexicano, y porque este ultirnarnenle le ha clebido todo su ser, habiendole sacado casi de la nada en que lo habian sepultaclo nuestras convulsiones politicas. B. E. tenia un medio que clebia conciliar los eslrcmos Y salvarnos de responsabilidades y criterios: este era la supreme resolucion de nucstro gobierno, a quien se de cio parle de lo ocurrido.
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