Apr 21 1836 to June 3 1836 - PTR, Vol. 6

emp~enderla, nos separaban dos bastante largas, y de pesimo cammo. Aqui, Escmo. Sr., me impuse por primera vez, con alguna estension, del desgraciado suceso del dia 21 del procsimo pasado, e infausta suerle del general presidente: nadie parecia dudar de la muerte de S. E., y esta, acompanada de la de tantos valicntes habituados a humiliar al enemigo, produjo en la moral de las divisiones, a que me acababa de reunir, un desaliento tal, que ni las reflecsiones que crei de mi deber hacer a sus gefes, ni la confianza que debia infundir en los mismos la concentracion de todas, pudieron dcsvanecer o minorar. . En este estado, se mando emprender la retirada hacia el Rio Colorado, sin cerciorarse previamente de la suerte de nuestro digno primer gefe, sin conocer la posicion del enemigo, y sin hacer el mas pequeno movimiento para recoger a los dispersos, que se aseguraba haUarse reunidos en crecido numero, a la oriUa del Rio o Bayuco del Bufalo. La nueva organizacion del ejercito en brigadas, me coloco a la cabeza de la reserva, unica satisfaccion que tuve en este dia. Basta una jornada mas aca del arroyo San Bernardo, cubri por tanto la retaguardia de nuestras fuerzas. En este punto jnzgo conveniente el Escmo. Sr. general t>n gefe, qne me adelantara con la brigada a asegurarme de los pasos del Colorado, y facilitar al ejercito, artilleria y bagages, los medios de atravesarlo. Esta comision pesada siempre, lo era doblemente en estas circunstancias, por el malisimo estado de los caminos, la venida repentina de las aguas, la carencia casi total de recursos para la construccion de las balsas o embarcaciones, en que poder cruzar; sin embargo, todo se consiguio, aunque venciendo obstaculos sin cuento, y que omito relatar, porno hacer demasiado larga esta comunicacion. Verificado el paso de todo el ejercito, dispuso igualmente S. E., que me adelantara a este punto, al que llegue anoche, y a1 que se dirige el mismo Escmo. Sr., con el grueso de las tropas. No se ciertamente hasta cual continuara nuestra retirada, ni la linea de defensa que formara el ejercito; pues cuando me separe de S. E., no me parecia que tenia fijado su .animo, sobre este particular imporlante; y aunque es verdad que se inclinaba en establecerla, apoyandose en Monterey y el Saltillo, creo que abandonara este pensamiento, dignandose escuchar las reflecsiones que le he hecho, para dar la preferencia a la de Bejar, Goliad y el puerto del Capano, en la que las tropas recibiran con mas seguridad y abundancia los viveres para su subsistencia, y se evitara la desercion, que de otra manera, y en el estado actual de cosas, es

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