June 4 1836 to July 21 1836 - PTR, Vol. 7

maestria conservaron la disciplina y la moral, en medio de una suma escasez que sufrieron sin critica y sin las quejas que paracian necesarias, asi como no abrumaron a sus conciudadanos con el insulto y los hechos que son propios de la clesmoralizacion de la fuerza armada, cuando esla no es conducida cual correspondc. La moral no puc<le decirse que se pcrclio porque se evacuo a Bejar, a consecuencia de la orden del Ecsmo. Sr. general en gefe que recibi el 19 de mayo y que ejecule el 24, deslruyendo antes lo que se Uamaba fortificacion, construyendo camillas para unos heri<los, proporcionando carretas para otros y huscando, en fin, los medios de orden y de decoro~ consecuente con estos principios se hicieron camas y lo necesario a ellas para dejar ocho hombres que no podian esponerse al camino, porque peligraba la ecsistencia de !:lquellos desgraciados, que hasta entonces no recihlcron aucsilios que la humanidad reclamaba, pues que sus cucrpos descansaban sobre unos cueros de toro, cuyas, arrugas les causaban mas dolores que los propios de las heridas, que tenian en mal estado debido a los ningunos aucsilios de cirajanos, hospitales y sus consiguienles. La calma presidia a la desocupacion de Bejar, nada, nada se precipito, para que se pudiese decir que no era retirada y s:i fuga: testigos de esta verdad lo son fos Sres. generales Amador, Mora y CondeUes, asi como los Sres. coroncles Duque, Pavon, Vazquez, Jubera y el comandanle de arlilleria teniente coronel D. Jose Maria Ortega, cuyos Sres. estoy seguro que diran la verdad; pues que esta prenda es una de las muchas que caracterizan a tan juiciosos gefes. Ellos Luvieron, como yo, la grande complacencia de ver el noble entusiasmo de los soldados, en una alarma que se luvo cuando la noche del 1. de Junio estuvimos campados a la vista de los enemigos en Goliad, cuya posicion guardamos tambien la noche <lei ultimo de mayo; ninguna de las fuerzas provoco un rompimiento, porque celebrado un armisticio, cosa no desconocida en la guerra, era preciso respetarlo hasta el momenlo de un insulto, que estoy seguro no habria su frido ; porque jamaz las armas mejicanas a mis ordenes han sido ultrajadas: asi lo creo, mi conducta militar no me acaus de lo contrario; seame permiticlo decir esto, cuando el honor se ve atacado, y nada mas justo que repeJcr la agresion. Quiera Ja suerle conservarme en tal estado, hicn que ya parecia dificil cuando los hechos se cambian y se acomodan a las circumslancias que enluelven muchas veces las cosas y con cllas los hombres.

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