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AMERICAN HISTORICAL ASSOCIATION.
Bejar entr6 una gruesa partida de estos gentiles, y con osadia estubieron por seis dias ama.gando por los regalos, y cometiendo varios eccesos de rapiiia a vista y con desprecio de fuerza armada .que ayi ecsiste: que se tomaron oportunamte. varias providencias para precaver los males que amenazaban, pero estas no bastaron a que al tiempo de retirarse forzaran dos 6 tres jacales de un bario dela Ciudad, y saqueasen quanta habia en ellos; las autoridades politica, y militar con aviso de este insulto ocurrieron con la fuerza, mas ya estaba consumado el robo, y los autores en precipitada fuga. Se incit6 al Gefe de aquella partida para que remediase tamaiios aten- tados, y este, corri6 tras los agresores y pudo alcanzarlos quitarles algo, devolverlo, y ofrecer hacer lo mismo con el resto. Se dice que esa misma partida de indios se diriji6 hacia la frontera del Riogrande y que en la Hacienda clel pan cometi6 varias hos- tilidades ; que a las inmediaciones del presidia de Riogrande hizo otro tanto, y en otros varios puntos de la frontera. •Si es cierto que • los indios Comanches han comenzado las hostilidacles se acab6 ht pas y entramos en una guerra clesastrosa y muy perjudicial para nosotros a menos que activas y eficaces providencias del Supmo. Gobno. hnga refrenar la insolencia y atroz barbarie de estos gentiles. Uno de los objeto que pueden conducir a hacer menos sangrienta esta gnerra es de proscribir a quantos megicanos se hallen entre ellos y que los favorezcan e induzcan con sus sugeciones para hacer las correrias sabre nuestros campos. En la pasada lucha contra estas tribus barbaras se tubo la esperiencia de que su ferocidad se aumentaba con el egemplo y persuacion de viles :Megicanos que refugiaclos en sus pueblos por la atrocidad de sus crimenes, contribuyeron a la devastacion, y luto que sufrio toda. la frontera por mas de diez aiios, de la guerra mas cruel y asoladora, por el infame interes de apropiarse delM caballerias que robaban y saciar la pasion de sus bengai:izas. Los regalos y obsequios que el Gobierno desde tiempo muy remotos ha acostumbrado dar a los indios de paz, se ban conver- tido por los avusos en contribuciones forzosas, y los indios se han llegado a persuadir por el infl.ujo de malas gentes que se les deve de justicia. . Esta idea abrigada por la desmedida . ambicion de unos seres que agregan la ferocidad y el orgullo, ha crecido en rasoii directa de su numero y de la nulidad de nuestras tropa~ presidiales. La fuerza, primero que el combencimto. es la unica regla que conocen para contener sus desmedidas pretensiones en punto a Ios regalos. Estos, distribuidos con una regular economia y por m.anos muy puras nombradas por el Gobierno Supremo a la sombra de una fuerza respetable sera el unico medio de, con el trato y familiaridad, irlos atrayendo a la dulzura que se disfruta
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